Masacre en Casa: Asesino enterró a su pareja y su hija, revelación macabra por un perro

El 25 de marzo de 2020, apenas cinco días después de que se dictara el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) por la pandemia de coronavirus, Cristina Iglesias y su hija Ada, de siete años, desaparecieron. Este hecho desencadenó una búsqueda desesperada y frenética durante casi tres días, hasta que el resultado del Luminol y el trabajo de la División Canes de la Policía dio un giro dramático al caso.

Los cuerpos de Cristina e Ada fueron encontrados enterrados en su propia casa en la localidad de Monte Chingolo, en Lanús. El responsable de este doble femicidio resultó ser Abel Alejandro Romero Lugo, quien en ese momento estaba en una relación incipiente con Cristina. Lugo confesó el crimen, declarando: “A Cristina la maté porque no quería tener sexo con ella”. Además, admitió haber actuado solo y justificó el asesinato de Ada para "no dejar testigos". La Justicia lo condenó a prisión perpetua.

A punto de cumplirse el cuarto aniversario de esta tragedia, Fernando Iglesias, hermano y tío de las víctimas, expresó que el juicio brindó un cierre formal al caso, pero aún les resulta difícil superar lo sucedido.

Desde el inicio, las sospechas recayeron en Lugo, quien fue descrito por la familia como un hombre violento. A pesar de las señales de alerta, la investigación se vio obstaculizada por el ASPO, lo que dificultó la obtención de testimonios y pruebas. Sin embargo, el resultado positivo del Luminol en la casa de las víctimas cambió el curso de la investigación y llevó al hallazgo de los cuerpos.

El informe forense reveló que Cristina recibió entre cinco y siete puñaladas, mientras que Ada fue apuñalada dos veces en el cuello. Lugo intentó limpiar la escena del crimen, pero dejó evidencias impactantes, como un osito de peluche bañado en sangre, con el que la niña solía dormir.

A pesar de la confesión de Lugo, su relato no convenció a las autoridades, ya que todos los indicios apuntaban a que la menor había sido atacada mientras dormía. El abogado Mariano Lizardo destacó la falta de arrepentimiento de Lugo y la crueldad de sus acciones.

Este caso, más allá de su desenlace judicial, ha dejado una marca indeleble en la comunidad y en los familiares de las víctimas, quienes aún luchan por encontrar paz y justicia para Cristina e Ada Iglesias.

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